martes, 7 de abril de 2015

Los pesticidas afectan a los espermatozoides


Diseminación de un pesticida en un cultivo de Alemania.
Photo : Peter Foerster / AFP


Los pesticidas afectan a los espermatozoides
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Por Lucía Valentín

Los pesticidas tienen un efecto nefasto en la salud humana en general y en la fertilidad masculina en particular. Así lo demuestra un reciente estudio médico realizado en la ciudad estadounidense de Boston.


Los pesticidas son hoy por hoy prácticamente imprescindibles en la producción de frutas y verduras a gran escala, en una agricultura que persigue un rendimiento óptimo a precios bajos.

Pero estos productos químicos están lejos de ser inofensivos para el cuerpo humano: su influencia nociva en la salud ha sido probada por numerosos estudios médicos. Los pesticidas afectarían incluso al aparato reproductor, según demuestra un reciente estudio llevado a cabo por un grupo de investigadores de la universidad de Boston, que ha medido el efecto de los pesticidas en el esperma humano.

Para calibrar este impacto, los investigadores clasificaron las frutas y verduras según el nivel de concentración de pesticidas que contenían.

Según las mediciones del Departamento de Agricultura estadounidense, las fresas, manzanas y espinacas son algunas de las frutas y verduras con mayor concentración de restos de pesticidas; por lo tanto, se sitúan entre las más peligrosas para los espermatozoides.

El estudio debería ampliarse para ser concluyente; el número de 155 participantes no permite por el momento extrapolar los resultados a la totalidad de la población masculina.

Las mujeres también acabarán siendo objeto de un estudio del equipo de Jorge Chavarro para medir el impacto de los pesticidas en la fertilidad.

Por lo pronto, lo mejor sería consumir frutas y verduras orgánicas para evitar la acumulación de residuos de pesticidas en el organismo.

Entrevistado: doctor Jorge Chavarro, coautor del estudio.

OMS ratificó que el glifosato de las fumigaciones puede provocar cáncer


Confirmado: la OMS ratificó que el glifosato de las fumigaciones puede provocar cáncer

22/03/2015 //

“Hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin)” y por otra parte el herbicida “también causó daño del ADN y los cromosomas en las células humanas”. De ese modo, la Organización Mundial de la Salud confirmó lo que hace más de una década afirman pueblos fumigados, vecinos en lucha, organizaciones sociales y académicos que no responden al sector empresario. 

Darío Aranda.



Andrés Carrasco y las Madres de Ituzaingó, Córdoba.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), máximo espacio internacional en materia sanitaria, acaba de alertar sobre la vinculación del herbicida glifosato (el más utilizado en el mundo) y el cáncer. Confirmó que existen “pruebas” de que el herbicida puede producir cáncer en humanos y en animales de laboratorio. “También causó daño del ADN y en los cromosomas en las células humanas”, alerta el trabajo científico y detalla que se detectó glifosato en agua, alimentos, y en sangre y orina de humanos. El glifosato se utiliza de manera masiva en soja y maíz transgénicos (entre otros cultivos) y desde hace más de diez años es denunciado por organizaciones sociales, campesinas, médicos y científicos independientes de las empresas.
300 millones de litros

En Argentina se aplica glifosato en más de 28 millones de hectáreas, volcando a los suelos más de 300 millones de litros de glifosato cada año. Los campos de soja transgénica, maíz y algodón son rociados con el herbicida para que nada crezca, salvo los transgénicos. También está permitido su uso en cítricos, frutales de pepita (manzana, pera, membrillo), vid, yerba mate, girasol, pasturas, pinos y trigo. A partir del avance transgénico, aumentó geométricamente el uso del glifosato, desarrollado y comercializado inicialmente por Monsanto desde la década del ’70, aunque en el 2000 se venció la licencia y en la actualidad lo producen un centenar de empresas.

A medida que crecía la siembra de transgénicos, y mayor era el uso de agrotóxicos, se sumaban las denuncias por daños a la salud la salud. Caso emblemático de Argentina es el de las Madres del Barrio Ituzaingó Anexo en Córdoba, que incluso llegó a juicio penal con condenas para el productor y el fumigador. Y también se sumaron los estudios científicos que daban cuenta de abortos espontáneos, cáncer, malformaciones y afecciones agudas, entre otras consecuencias.
OMS

La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) es un ámbito especializado de la Organizaciones Mundial de la Salud (OMS). Luego de un año de trabajo de 17 expertos de once países, el 20 de marzo emitió un documento inédito: “Hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin)”. Detalla que la evidencia en humanos corresponde a la exposición de agricultores de Estados Unidos, Canadá y Suecia, con publicaciones científicas desde 2001. Y destaca que el herbicida “también causó daño del ADN y los cromosomas en las células humanas” (situación que tiene relación directa con el cáncer).

El IARC-OMS recuerda que, en estudios con ratones, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos había clasificado al glifosato como posible cancerígeno en 1985 pero luego (1991) modificó la calificación. Los científicos del IARC consideran que, desde la reevaluación de la EPA hasta la fecha, hubo “hallazgos significativos y resultados positivos para llegar a la conclusión de que existen pruebas suficientes de carcinogenicidad en animales de experimentación” y afirman que estudios en personas reportaron “incrementos en los marcadores sanguíneos de daño cromosómico” después de fumigaciones con glifosato.

El documento se llama “Evaluación de cinco insecticidas organofosforados y herbicidas”. Fue publicado en la sede del IARC en Lyon (Francia) y remarca que las evaluaciones son realizadas por grupos de “expertos internacionales” seleccionados sobre la base de sus conocimientos y sin conflictos de interés (no puede tener vinculación con las empresas). Publicaron un resumen de dos carillas y en breve estará el detalle en el denominado “Volumen 112 de las Monografías del IARC”.
En sangre y orina

La organización internacional recuerda que el glifosato es el herbicida de mayor uso mundial. Se utiliza en más de 750 productos diferentes para aplicaciones agrícolas, forestales, urbanos y en el hogar. Su uso se ha incrementado notablemente con el desarrollo de variedades de cultivos transgénicos y precisa que el agroquímico “ha sido detectado en el aire durante la pulverización, en agua y en los alimentos”. Y reconoce que la población “está expuesta principalmente a través de la residencia cerca de las zonas fumigadas”. Precisa que el glifosato se detectó en la sangre y la orina de los trabajadores agrícolas.

Con la nueva evaluación, el glifosato fue categorizado en el “Grupo 2A”, que significa en parámetros de la Organización Mundial de la Salud: “Probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Esta categoría se utiliza cuando hay “pruebas limitadas” de carcinogenicidad en humanos y “suficiente evidencia” en animales de experimentación. La evidencia “limitada” significa que existe una “asociación positiva entre la exposición al químico y el cáncer” pero que no se pueden descartar “otras explicaciones”.

El IARC-OMS trabaja sobre cinco categorías de sustancias que tienen relación con el cáncer. El “Grupo 2A” es la segunda categoría en peligrosidad, sólo superada por “Grupo 1”, donde se ubican, por ejemplo, el asbesto y la radiación ionizante. “Por la nueva clasificación, el glifosato es tan cancerígeno como el PCB (compuesto químico que se usaba en los transformadores eléctricos) y el formaldehido, ambos miembros del Grupo 2A en cuanto su capacidad de generar cáncer en humanos”, explicó Medardo Avila Vazquez, de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.
“Se debe prohibir”

La publicación de la Organización Mundial de la Salud fue bien recibida por las organizaciones sociales y científicos independientes (no vinculados a las empresas). Aunque también coincidieron en que la OMS tardó demasiado en reconocer los efectos del glifosato. “Es necesario saludar al IARC y a la OMS por ponerse al día con las investigaciones científicas. Es muy importante esta publicación, habrá un antes y un después, ya que fortalece la posición de los que venimos reclamando a las academias y a los responsables políticos la aplicación y plena vigencia del principio precautorio (tomar medidas urgentes para proteger a la población”, reclamó Damián Verzeñassi, de la Cátedra de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario. “La OMS lo admitió, ya no pueden quedar dudas, el problema es mucho mayor de lo que se dice. El glifosato ha seguido el mismo camino que el endosulfan, el DDT, el cigarrillo y el Tamiflu”, explicó el investigador de la UNR.

Raúl Horacio Lucero, biólogo molecular e investigador de la Universidad del Nordeste, llamó a aplicar de manera urgente el principio precautorio vigente en la ley: “Se debe prohibir ya la comercialización y aplicación de este veneno”. También lamentó la demora de la OMS: “Si nos hubieran escuchado hace diez años se hubieran salvado muchas vidas”.
Otros agrotóxicos

El IARC-OMS también evaluó al malatión (herbicida) y al diazinón (insecticidas) como probable cancerígeno para los humanos (Grupo 2A, al igual que el glifosato). Los insecticidas tetraclorvinfos y paratión fueron clasificados como posiblemente cancerígeno para los seres humanos (Grupo 2B, con pruebas convincentes de que estos agentes causantes de cáncer en animales de laboratorio). Para el Malathion determinaron la vinculación con daño en el ADNI humano y tumores en roedores.
Monsanto

La empresa Monsanto, creadora del glifosato (bajo la marca Roundup) y principal señalada por la denuncias de perjuicios a la salud, siempre defendió su agroquímico en base a la clasificación de la OMS. La gacetilla institucional, que aún está en el sitio de Internet, llamado “Acerca del glifosato”, resalta que la OMS lo ubica como “producto que normalmente no ofrece peligro” y remarca en negrita un trabajo de 2004 en el que la OMS lo calificaba como “no cancerígeno”.

Monsanto siempre utilizó los argumentos de la OMS. Pero ayer cambió de opinión: “La IARC ha estado bajo críticas tanto por su proceso como el sesgo que ha demostrado”. La compañía acusó a la agencia de la OMS de que su conclusión no es exhaustiva, la considera “sesgada” y la acusa de no basarse en “ciencia de calidad”. Advirtió que ya entró en contacto con la OMS para solicitar una revisión del trabajo.

El comunicado de la mayor corporación del agro mundial sostiene que la clasificación de la IARC-OMS “no se apoya en datos científicos”. Alcanza con ver el documento oficial de la Agencia Internacional para la Investigación contra el Cáncer (IARC) para contabilizar al menos 16 trabajos científicos que confirman los efectos de los agroquímicos. Se citan investigaciones de 1985 hasta de 2015. No figuran los trabajos de David Saltamiras ni de Gary Williams, dos científicos que suelen atacar todo argumento académico contrario a los transgénicos y a los agroquímicos. No es casual: Saltamiras y Williams son empleados de Monsanto y por eso sus trabajos no figuran en la evaluación de la OMS.

Monsanto fue la creadora y mayor comercializadora de glifosato. En el 2000 venció su licencia, lo que abrió pasó a que otras empresas lo produzcan. En Argentina producen el herbicida las compañías Syngenta, Basf, Bayer, Dupont, Dow Agrosciences, Atanor, YPF, Nidera, Nufarm, Red Surcos, Vicentín y Sigma Agro, entre otras.
Carrasco tenía razón

Según estadística de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), que reúne a todas las grandes empresas de agroquímicos, en 1996 (cuando se aprobó la primera soja transgénica) se usaban en Argentina once millones de litros de glifosato. En 2012 se vendieron 182 millones de litros de glifosato. Desde hace tres años que Casafe no hace públicas las estadísticas de uso. Sí lo actualizó la Red de Médicos de Pueblos Fumigados. Afirma que en los campos argentinos se arrojan 320 millones de litros de glifosato por año y trece millones de personas en riesgo de ser afectadas por el químico.

Andrés Carrasco, jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA e investigador principal del Conicet, confirmó en 2009 que el glifosato producía malformaciones en embriones anfibios, incluso en dosis hasta muy inferiores a las utilizadas en el campo. En 2010 publicó su trabajo en la revista científica estadounidense Chemical Research in Toxicology (Investigación Química en Toxicología). Debió enfrentar una campaña de desprestigio por parte de las empresas, de sectores de la academia y de funcionarios políticos, como el ministro de Ciencia, Lino Barañao. “Los transgénicos y los agrotóxicos en Argentina son un experimento masivo a cielo abierto”, solía advertir en disertaciones y entrevistas. Carrasco, fallecido en mayo de 2014, afirmaba que la mayor prueba de los efectos de los agrotóxicos no había que buscarlas en los laboratorios, sino ir a las comunidades fumigadas.

Raúl Horacio Lucero, investigador chaqueño, le escribió ayer un correo a este periodista: “¿De qué se disfrazarán ahora los expertos del Conicet que tanto atacaron a Andrés Carrasco?”.

Viviana Peralta de San Jorge (Santa Fe), Laura Mazzitelli y Elio Servín de La Leonesa (Chaco), Fabián Tomasi y Don Julio Ariza (Entre Ríos), Miriam Samudio de Puerto Piray (Misiones), Sofía Gatica y María Godoy del Barrio Ituzaingó (Córdoba), María Cristina Monsalvo y Víctor Fernández (de Alberti, Buenos Aires). Una mínima muestra de quiénes denuncian desde hace años los efectos de los agroquímicos. Fueron, la mayoría de las veces, desoídos y maltratados por el poder político, judicial y mediático.

La Organización Mundial de la Salud comenzó a reconocer que los vecinos de a pie tenían razón.
El glifosato es cancerígeno "probable", según la OMS
Escuchar (10:31)



Una avioneta fumigando cultivos de maíz transgénico
DR
Por Ivonne Sánchez

La Agencia del cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó recientemente al glifosato de cancerígeno “probable” para el hombre. El glifosato es el principio activo del herbicida Round up creado por Monsanto, el herbicida más utilizado en el planeta, tanto en la agricultura como en la jardinería, pero también en la lucha contra las drogas en la selva y bosques, como en el llamado Plan Colombia.


Es la primera vez que una institución oficial como la Agencia internacional de investigación sobre el cáncer (IARC) califica de cancerígeno al glifosato. La agencia del cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud, ha llegado a esta conclusión luego de un año de trabajo de un grupo de 17 expertos internacionales de 11 países, entre ellos, Chile y Nicaragua. El doctor Dana Loomis de la agencia de Cancer explica: “El grupo de trabajo… ha hecho una revisión exhaustiva de todos los estudios disponibles del cáncer sobre los animales en laboratorio, estudios epidemiológicos sobre personas expuestas al glifosato, también los estudios toxicológicos sobre los mecanismos del cáncer…..la agencia utiliza un proceso muy riguroso de revisión con los mejores expertos del mundo, sin conflicto de intereses”.

Una buena noticia para las asociaciones ecologistas que llevan años denunciando los efectos nocivos del glifosato, como Maria Pelletier, presidenta de Générations Futures: "Esta clasificación valida al mismo tiempo varios estudios, incluyendo el estudio llevado a cabo por el equipo del profesor Gilles Eric Seralini … lo que ahora tienen que hacer los diferentes Estados de mundo es prohibir la utilización de tal producto”.

Sri Lanka es el único país en el mundo que por el momento tiene prohibido el uso del glifosato. Pero se espera que otros países sobre todo Argentina, Paraguay, Brasil, países donde hay mucho cultivo de transgénicos, tomen la misma decisión. Así lo piensa la periodista francesa Marie Monique Robin quien hace unos años denunció los peligros del glifosato en su libro y documental "El mundo según Monsanto". Ella también da la bienvenida a esta clasificación: “Esta organización que depende de la OMS tuvo mucho coraje para pronunciar esta decisión y declarar lo que se sabe desde hace mucho tiempo, que le glifosato es un producto altamente tóxico y cancerígeno”.

Además de que el glifosato es cancerígeno probable, puede ser un perturbador endocrino. Otro debate es la utilización del glifosato en la lucha contra las drogas, como en el llamado Plan Colombia, donde aviones fumigan con glifosato las selvas y los bosques para destruir los cultivos ilícitos contaminando los ecosistemas y cosechas de estas tierras.

El grupo Monsanto por su parte, fabricante del Round up, expresó su desacuerdo con las conclusiones de la agencia internacional de investigación sobre el cáncer. Hay que recalcar que en el 2000 la patente de Monsanto expiró, por lo que muchos otros fabricantes sobretodo en China elaboran este producto.

Entrevistados: Dr. Dana Loomis, de la Agencia Internacional de investigación sobre el cáncer, Maria Pelletier de Générations Futures y Marie Monique Robin, autora del libro y documental “El mundo según Monsanto” y también de otro documental “Nuestro veneno cotidiano”, sobre cómo los herbicidas no son bien reglamentados.